jueves, 23 de abril de 2020

ApiCultura en la Isla de Ometepe, Nicaragua.

Por Cecilia Nuín
En el 2007, se comenzó el proyecto de apicultura con un pequeño apiario al pie de las faldas del volcán Concepción, en las afueras de Moyogalpa en la isla de Ometepe. Este grupo de colmenas se compone de abejas africanizadas. Este tipo de abeja es la más productiva pero también la más agresiva. Así que se tienen que atender con sumo cuidado. Las abejas liban néctar de las flores silvestres, de árboles de madera preciosa y cultivos aledaños. También recolectan polen y agua al final de la época lluviosa. 


Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza

A finales del mes de Octubre comienza la floración. El Chaperno es uno de los primeros árboles en florecer. Le sigue el Madroño que es el árbol nacional. Otros árboles que florecen casi al unísono son el Eucalipto, el Madero Negro, y el Marango.  Los árboles de madera preciosa que florecen paulatinamente son el Laurel y el Poro poro. Este último produce grandes cantidades de polen, el cual las abejas recolectan. Además florecen los campos de cultivos como el ajonjolí, los frijoles y la sandía.

Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza

Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza

Las abejas no solo dependen de las flores para extraer el néctar sino también del polen y el agua. Hay una variedad de flores silvestres que contribuyen al desarrollo del ecosistema. Un sín número de plantas con flores diminutas contribuyen a la vida de las abejas. Por ejemplo, una margarita silvestre es conocida como Flor Amarilla. Las abejas recolectan grandes cantidades de polen de esta flor. La miel producida de estas flores es amarillo claro y de un sabor delicado. Es deliciosa y dulcísima. Otra flor silvestre, que pululan las abejas, es la Batatía que es de color lila en forma de campanita.

Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza

En Enero, hay otra flor amarilla que proviene de un árbol que los isleños llaman Saguapaste y es que es conocido a nivel nacional como Sardinillo. Otras flores que prefieren las abejas son la Espina de Playa, la Escoba negra, y el zacate de Gamba que usan para dar de comer al ganado. En Febrero continua la floración con árboles de madera preciosa como el Pochote y  el Mango que es un frutal.

Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza

La miel de abejas era usada por los Aztecas para curar heridas en Mesoamérica en la época pre-Colombina. La miel tiene propiedades curativas, es antiséptica, antibacteriana y anti-inflamatoria. De acuerdo con un video sobre La miel y sus propiedades medicinales, el consumo diario de miel fortalece el sistema inmunológico. Sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas ayuda a combatir las infecciones de virus, bacterias y hongos.* Muchas personas usan la miel con propósitos medicinales según mi experiencia.

Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto de Kelly Galarza
Cecilia Nuín. ApiCultura en la Isla de Ometepe, foto cortesía de R. Castellón.

Este es un micro-proyecto que produce y distribuye la miel a nivel local. Esta miel es pura, y orgánica. Nada es añadido y no contiene nada artificial. Se hace énfasis en la importancia de que la apicultura promueve la biodiversidad, y que es un factor intrínsico en la inter-polinización de cultivos sostenibles. Este apiario surgió gracias a la generosidad del Dr. Ramiro Cruz (q.e.p.d.) que me dió unas cajas de abejas vacías.
Cecilia Nuín

lunes, 20 de abril de 2020

Fausto Deganutti y el árbol interior

En estos tiempos de dura crisis debido a la pandemia del “covid19”, que tiene detenida la vida normal en todo el mundo: negocios, templos, plazas, parques, playas, sitios de recreación, escuelas, colegios, universidades, edificios del Estado, entre otros sitios que conforman el paisaje de las urbes, fueron clausurados como manera de combatir el contagio, y es adoptada la estrategia de “observar una distancia social”. 

Fausto Deganutti. Acuarela y tinta china sobre papel.

Esta contingencia ya esta cambiando al mundo, y se percibe cómo la naturaleza lo asimila -cuando debido a las restricciones del tránsito vehicular, sin tantos contaminantes como el humo benzínico y otros agresores al hábitat-, que las ciudades y poblaciones rurales quedan casi desiertos, así que, la fauna silvestre, aprovecha y emerge de su jungla, para rondar espacios antes prohibidos. Pienso que este último pensamiento es fundamental en arte: saber salir de nuestra jungla, la cual representa el taller donde se trabaja e investiga y se realiza cada proyecto; y ese gesto no hemos sabido interpretarlo a cabalidad.


Fausto Deganutti y el árbol interior

En otro plano de esta extraña realidad, incrementa la virtualidad: museos, galerías y muestras virtuales. La liturgia religiosa hoy se transmite por tv e internet. Las lecciones de las universidades se dan en la red; incrementa la comunicación virtual, pero al ser humano le hace falta algo, la conexión con la naturaleza con el árbol, y emprende el camino buscando ese gesto o signo que le empodere, y ejerza una influencia simbólica, que toca todo su sistema emocional, pero también espiritual.


Fausto Deganutti y el árbol interior

El árbol interior
En esa dinámica de las redes y la comunicación actual, me llegaron fotografías de un conjunto de pinturas del artista italiano Fausto Deaganutti, quien se empeña en caminar buscando un motivo de estímulo qué representar en su pintura. En arte, caminar es sinónimo de investigar, analizar, entretejer ideas, explorar, experimentar, explorar nuevos matices de la creatividad, en tanto mientras se camina se piensa, reflexiona, se cuestiona al interno de un estado de sí mismo, para finalmente encontrarse, como si se mirase al espejo donde su imagen es más pura, es más Fausto, el artista.


Fausto Deganutti y el árbol interior

Lo que encuentra es esencial, son trazos de enorme simpleza, y en el arte de estos tiempos actuales lo simple significa alcanzar lo bello, llegar y sumirse en una manifestación excelsa, sublime (y aquí evoco un pensamiento del poeta Rainer María Rilke: “Grado de belleza que el humano puede soportar”, en conexión con lo místico del alma enamorada de lo bello, estado que no se paga con ninguna riqueza, sino con el fruto mismo de esa investigación. En el caso del pintor italiano, el fruto es la pintura, un árbol que recrea en diversos lenguajes de la acuarela y la tinta china, y en ese trazo primigenio pero elocuente, ha sabido posicionare con diversidad de tratamientos.

Fausto Deganutti y el árbol interior

Fausto Deganutti y el árbol interior

Deganutti es un buscador del árbol, y para esta serie de pinturas en particular, pues su imaginario pictórico es muy amplio y aborda sendas donde el centro es el ser humano, traducido a un ejercicio de representación en los limites del Neoexpresionismo o el Informalismo donde hay referentes como Jean Fautrier, Jean Dobufet, Emilio Bedova, entre otros. Pero lo explorado hoy en día es a ese sujeto de la creación, columna vertebral de la vida, el cual nos infunde valor y eleva hasta alcanzar la dimensión del ser, donde irradia energía, pues encuentra aquella zarza ardiente en la cual el Creador Supremo selló con fuego las reglas del juego.





Quien busca a un árbol, es porque anda buscándose a si mismo, no se trata de una singular criatura del bosque o la montaña, es el árbol interior, lo que motiva a subirlo, pues cuando alcanzamos al ramaje más alto, el mundo se verá distinto, por ello en arte es fundamental hacerlo pues desde ahí, al mirar alrededor tendremos otra óptica, quizás mas simple pero esencial.


Fausto Deganutti y el árbol interior

Diría que, con dicho lenguaje de trazo simple, gesto suelto y desenfadado, juguetón, si se quiere, logra un abordaje de la pintura contemporánea que no se somete a aquellos encajes del ayer, pues conquista libertad movido por el viento pero sin que este lo arranque de la superficie, accionando esas copas arbóreas, temas de su intenso buscar.





Fausto Deganutti y el árbol interior

Se aprecian sujetos de ramaje seco, sin hojas, como se observan al finalizar el otoño y llegar el invierno, florecidos en la primavera y reverdecidos en verano. Esas cuatro estaciones son apreciadas en frondosos y adentros del bosque, en parques o jardines, en la ciudad -y, tal y como se dijo-, en el jardín interior que pueblan las memorias del individuo creativo, sus alegrías y celebraciones, también vicisitudes e incertidumbres de este tiempo tan intenso que nos ha tocado vivir.


Fausto Deganutti y el árbol interior

El artista intenta apropiarse de los caracteres formales, morfológicos del árbol, ramajes, hojas, troncos, sotobosques, raíces, para marcar lo vertical: el “Axis mundo”, que reúne el Universo, el arriba cósmico, con el abajo o supramundo, espacio o ruta donde moran los espíritus que suben y bajan por ese eje de la vida. Y en la horizontal marca lo transitorio, lo que se agita bajo la envergadura de la sombra, donde se gesta también mucha creatividad y es otro abordaje de lo simbólico de singular interés para el arte. 



Entonces, desde esta perspectiva filosófica el árbol es eje entre la vida y la muerte, vida en tanto que brota a pesar de ser talado, y muerte como instancia última donde el ser llega después de tantas vivencias y atravesar las contingencias del caminar. Como expresa Eugnio Trías, en “El Artista y la Ciudad”, 1998: “La muerte es horizonte trascendental que abre al sujeto a la trascendencia”.


Fausto Deganutti y el árbol interior

Al pie de cada cuadro el autor escribe un texto, una frase o verso de un poema que habla de esperanza, pues insiste en que siempre habrá un mañana, un renacer, un adentrar al bosque profundo donde hacerse uno con el árbol que nos cambiará. Son pensamientos del cotidiano, del hablar consigo mismo, con los suyos, o cuando dialoga con ese geniecillo travieso que habita entre los árboles, a quienes se les habla con palabras sencillas, como es su pintura.


Fausto Deganutti y el árbol interior

Fausto Deganutti estudio en la Academia de Bellas Artes de Venecia, además de ser un pintor de activo perfil e investigador de nuevos discursos y técnicas, en la actualidad dirige la Academia de Bellas Artes “Tiepolo”, de la ciudad de Udine, Italia.

miércoles, 8 de abril de 2020

Las arribadas de la tortuga lora

Esta especie de tortugas llega en varias fechas al refugio silvestre de Ostional, provincia de Guanacaste. El fotógrafo costarricense Oscar de la Cruz nos comparte estas imágenes que provocan asombro a la mirada, deleite estético, y sobre todo contemplación a la creación suprema que nos dona Dios para que vivamos en paz, y paliemos tantas agresiones emocionales provocadas por la tensión urbana.



























































Aves en la casa del árbol

Oscar de la Cruz comparte estas hermosas fotografías de aves del Parque Nacional Palo Verde, un refugio de aves silvestres localizado en la provincia de Guanacaste, Costa Rica. Son una belleza dispuesta para los ojos de personas como este fotógrafo costarricense, sensible a encontrar belleza donde quiera.