Nos ha mostrado su maestría y sensibilidad, con el riguroso tratamiento técnico, nitidez alcanzada solo cuando se vive con la cámara al hombro, y un ojo de experto que no deja escapar alguna oportunidad que se le presente para deslumbrarnos.
Ahora nos regala impresionantes imágenes de parajes y canales, esteros, humedales, en las famosas playas del Refugio Nacional de Vida Silvestre Manzanillo-Gandoca, en el Caribe Sur costarricense.
Se trata de un sendero marcado por el desde una panga, o de caminante, pues sus pasos gravitan en el escenario de aquellos paisajes idílicos que solo Oscar, como explorador y caminante adiestrado, conoce.
Aparecen, en esas imágenes capturadas troncos robustos de añosas arboledas, con sus bejucos, trepadoras, helechos, o los mangles con sus características raíces que parecen cangrejos gigantes, las aves, los reptiles, los insectos, entre cacaoteros, palmeras y almendros de playa.
Todo un entorno propio de esa zona que siempre debemos tener en mente su protección, pues, a pesar de que hay seres respetuosos y enamorados de ese hábitat, a veces aparecen personas que destruyen y no ven por ningún lado tal grado de belleza.
Las fotografías de Oscar de la Cruz, una a una, testimonian la consigna de que debemos procurar mantener a la vista y atentos, para que no sea robado el deleite que advertimos al observarlas.
Y poder soñar, que estamos ahí, entre esos verdores y calores propios del clima costero, en esa zona costera sur del país, que tanto atractivo conquista, pero que también sea un llamado a la protección y conservación de su tesoro: su hábitat.
Oscar de la Cruz, nos entrega un poético trabajo fotográfico, no hay duda que su sensibilidad queda plasmada en cada detalle en donde vierte su conocimiento expresado creativamente y con la pasión que es captada por cada uno de los que observamos sus fotografías. En cada una de ellas existe un todo, pero también ese detalle que hace volar nuestra imaginación hacia formas quiméricas que solo lo logran los buenos artistas. Nuestros exuberantes paisajes de humedales donde el agua sirve de espejo para formar simétricas figuras de indudable belleza son parte del acervo que es captado por su lente profesional. El ocre amanecer o esa enigmática noche, donde la luna y las estrellas realizan su danza ancestral, son también bellos ejemplos de su trabajo. El caribe sur de nuestro país aún mantiene algunas especies de bosques primarios, árboles que se yerguen orondos ante la mirada sensible del artista y que queda plasmada en una imagen. Una naturaleza de verdes contornos que se acerca a esa playa del cangrejo o el ave marina que son también modelos de una pasarela natural. Vivimos en una sociedad cargada de simbolismos materialistas que degeneran nuestros sentidos, encontrar este oasis de paz, nos llama a la reflexión, objetivo que claramente logra Oscar de la Cruz.
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